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Ruina de la ciudad

El Señor Dios lo jura por sí mismo,
—oráculo del Señor, Dios del universo—:
Yo detesto la soberbia de Jacob
y aborrezco todos sus palacios;
por eso entregaré la ciudad al enemigo
con todo cuanto hay en ella.
Si en una casa quedan diez hombres,
morirán sin remedio los diez.
10 Y cuando el pariente saque de la casa
los cadáveres para quemarlos
y diga al que está en el fondo de la casa:
“¿Queda todavía alguien contigo?”,
el otro responderá: “no queda ninguno”.
Y añadirá: “Guardad silencio”,
pues no hay que mencionar el nombre del Señor.

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